Políticas públicas de igualdad: centralización absoluta del Estado? Sí o no?

Conocemos el verdadero impacto de las Políticas públicas de género en el mundo? Qué medios de oposición existen? Qué margen de acción tiene la sociedad civil frente a las políticas públicas? Qué entendemos por igualdad?  Existe una ideología de género? Cuál es el exacto rol del Estado? Qué impacto tienen las políticas de igualdad? Cómo se miden sus resultados?A mayor inversión pública , mayor igualdad? A mayor producción legislativa, mayor igualdad?

Estas y muchas otras preguntas se plantean todos los dias, sin respuestas claras y lo peor, sin resultados tangibles.

La discriminación positiva constituye una de las principales herramientas, así como las cuotas, marcado por una fuerte centralización del Estado basada en la  inversión financiera y la producción legislativa continua. Estos últimos motores que llevan a mejorar las condiciones de la mujer en términos generales, sin embargo sin efectividad en términos de resultados. y sin una debida rendición de cuentas. De hecho Naciones Unidas y otras organizaciones estiman el plazo para alcanzar los objetivos entre 130 a 300 años.

El objetivo de las políticas públicas de género es “el fomento de la igualdad y mejora de las condiciones socioeconómica política y culturales”

Se trata de dos elementos distintos -fomento y mejora- aunque se abordan de la misma forma. El fomento de la igualdad se realiza a golpe de producción legislativa e inversión Estatal, sin embargo, no conseguimos mejorar las condiciones socioeconómicas políticas y culturales sino solo establecer una igualdad formal que en definitiva no es mas que paridad numérica y no supone, ni puede presuponer igualdad sustantiva en cuanto a oportunidades reales. 

En efecto, la producción legislativa domina el escenario de las políticas de igualdad dejando poco margen de acción a la sociedad civil y mucho menos a la adaptación a la realidad local y su correspondiente encuadre cultual y tradicional. Lo “global” tal como lo es el ODS5 no supone anular tradiciones, sino por el contrario crear un punto de referencia marco que permita la amplitud suficiente como para que desde todos los ángulos -religioso, ideológico, etc.- se consiga llegar al equilibro. No existe un equilibrio preestablecido sino el que cada sociedad determine.

Por su parte las asignaciones financieras terminan no, empoderando a los distintos sectores sino dando más poder al Estado.

Este tipo de “nuevas prácticas” nos lleva a la conclusión de que la sociedad civil ya no es un actor protagonista sino solo un seguidor de políticas estatales, de las cuales no necesariamente comparte sus soluciones.

No olvidemos que mientras que en los inicios los movimientos feministas representaban activismo puro, buscando alcanzar derechos como al sufragio o la autorización para usar pantalones -por poner un ejemplo simpático-, en la actualidad se desdibuja entre las distintas agendas políticas. Ello pervierte lo que es el feminismo y lo lleva al tutelaje del Estado atentando así contra sus propios objetivos de conseguir una sociedad más equilibrada y a la propia sostenibilidad general del proceso. De hecho, pese al creciente aumento de la inversión financiera y la producción de legislación ello no va necesariamente acompasado con un cambio cultural. El mismo viene de la conciliación, negociación y combinación de distintos enfoques en definitiva, asegurando la libertad individual y no imponiendo una agenda predeterminada de cómo tiene que ser y actuar la sociedad civil.

Diferente es la transversalización de género que trata de corregir procedimientos, métodos de trabajo e impulsar el cambio social. Es en este punto precisamente donde se falla, no creo que estemos frente a procedimientos donde se evalúe por resultados. La relación entre inversión de recursos públicos y la efectiva implementación en términos de resultados no responde a una estrategia sino a un proceso sostenido únicamente basado en la iniciativa del Estado. 

En muchos casos, como en España, llegando a apoderarse de la libre voluntad del ciudadano, al punto de que el Estado se convierte en activista convocando por sí mismo. En efecto, en España las movilizaciones de ciudadanos mas importantes en torno al tema mujer se realizan desde la iniciativa del Estado y no desde una sociedad civil fuerte y empoderada que reclama o manifiesta su indignación. 

Lo que conlleva a aumentar el contralor del Estado. sin que se produzca la tan ambicionada transformación cultural.

Es en ella donde me gustaría detenerme ya que la considero la única que llevará a la igualdad real que esta muy lejos de ser la numérica, sino la adaptada a cada uno en un ejercicio de respeto de la libertad individual y de coherencia con el aporte de los sectores empresariales.

Es el Estado el que realmente necesita de la empresa y no la empresa de las políticas públicas. En España representa un motor generador de empleo, siendo un actor fundamental al que hay que motivar, para que se vuelva creativo y por encima de todo innovador y productivo. 

Las sanciones e imposiciones solo llevan a una contracción en lo que supone innovar y caminar hacia una cultura empresarial dirigida a la igualdad sustantiva, -no solo numérica- explorando desafíos tales como: 

 la falta de confianza en la capacidad de una mujer,  un ambiente laboral hostil (acoso, desprecio, etc), la falta de conciliación familiar, etc.

En un porcentaje alto la mujer elige -por su libre voluntad y decisión- renunciar a ciertos puestos para dedicarse a la familia y ello queda probado en el hecho de que, por ejemplo,  a nivel gerencial, son llevados por mujeres de más de 40 años edad donde normalmente sus responsabilidades familiares disminuyen.

La idea de promover más puestos de este tipo es correcta siempre que no suponga ignorar la particular naturaleza de la mujer, que hace de su familia una prioridad como opción de vida en la mayoría de las culturas.

Además de las particulares opciones que realizan las mujeres, en clara diferencia con el hombre, tenemos que maximizar el poder del TALENTO que sigue siendo la gran clave para cambiar la cultura ya que obliga a ser creativo y aplicar la ley desde la libertad individual y lo mas importante: desde la libertad del mercado. Estas últimas responden a reglas mucho más efectivas que las públicas, tales como la competencia, que hacen que ahora las empresas vean en los asuntos de género y el rol de la mujer un valor agregado más que la simple búsqueda de evadir reglas. De hecho en España el 87% de las empresas cuenta con un plan de igualdad. La competencia imprime con coherencia la búsqueda de la igualdad efectiva y la superación de las condiciones, incluso me atrevería a decir de manera más efectiva que las políticas estatales. 

España está entre los modelos mas exitosos, siendo 6ta en el ranking de igualdad de género en la Union Europea, con una inversión estatal de 573 millones de euros, cuotas de género obligatorias en política, planes de igualdad obligatorios para empresas, entre otras muchas medidas, sin embargo en términos de percepción e igualdad real está fallando. Veámoslo desde tres ángulos distintos, lo que es la implementación de políticas desde el sector privado, los hábitos familiares desde la órbita de la libertad individual y la violencia desde el sector publico:

1.- implementación de las políticas y evaluación por resultados: la falta de rendición de cuentas respecto a las políticas públicas es uno de los puntos a que le atribuyo mayor responsabilidad. Al igual de la falta de una evaluación profesional de las medidas, que lleven a modificar el rumbo de las medidas acorde a dichos resultados y no a una política partidaria pre-determinada.

2.-hábitos familiares: que llevan a que cualquier iniciativa pública deba ser adaptada al ámbito de la libertad individual. Por ejemplo: qué sucede si en vez de compartir tareas domésticas de manera igualitaria se tiene personal de servicio o familiares a cargo de ello?  Muchas familias se organizan de esa manera no por desidia del padre sino por pura elección y reparto de responsabilidades que finalmente impactan positivamente el núcleo familiar. Aún aunque no responda a los cánones establecidos por el Gobierno de turno, y mucho menos a un criterio único de lo que es igualdad de género.

3.- violencia sexual, acoso, abusos: este último apartado es el único que identifico como verdaderamente de protagonismo Estatal ya que es un tema exclusivamente relacionado con seguridad. Es responsabilidad e iniciativa estatal directa y exclusiva, a diferencia del resto de los temas.

PRODUCTIVIDAD Y EMPLEO 

En 2021 España se recuperaba de la pandemia y crecían los puestos de trabajo -mujeres y hombres- sin embargo, el PBI se hundía y por ende caía en picado la productividad por hora efectivamente trabajada. Esto se puede deber a varios factores, aunque sin duda es un indicador que que tener mas empleo y mas mujeres dentro no llevará necesariamente una mayor productividad. Esto es clave a la hora de determinar el rol de la empresa y el impacto que tienen con las políticas de género. La razón es simple de entender: las mujeres buscan más flexibilidad y menor carga horaria y por ende, ello supone menor salario. El desafío estaría en lograr equilibrar esta situación mas que igualar en número. 

Conocemos el verdadero impacto de las Políticas públicas de género en el mundo? Qué medios de oposición existen? Qué margen de acción tiene la sociedad civil frente a las políticas públicas? Qué entendemos por igualdad?  Existe una ideología de género? Cuál es el exacto rol del Estado? Qué impacto tienen las políticas de igualdad? Cómo se miden sus resultados?

A mayor inversión pública , mayor igualdad? A mayor producción legislativa, mayor igualdad?

Estas y muchas otras preguntas se plantean todos los dias, sin respuestas claras y lo peor, sin resultados tangibles.

La discriminación positiva constituye una de las principales herramientas, así como las cuotas, marcado por una fuerte centralización del Estado basada en la  inversión financiera y la producción legislativa continua. Estos últimos motores que llevan a mejorar las condiciones de la mujer en términos generales, sin embargo sin efectividad en términos de resultados. y sin una debida rendición de cuentas. De hecho Naciones Unidas y otras organizaciones estiman el plazo para alcanzar los objetivos entre 130 a 300 años.

El objetivo de las políticas públicas de género es “el fomento de la igualdad y mejora de las condiciones socioeconómica política y culturales”

Se trata de dos elementos distintos -fomento y mejora- aunque se abordan de la misma forma. El fomento de la igualdad se realiza a golpe de producción legislativa e inversión Estatal, sin embargo, no conseguimos mejorar las condiciones socioeconómicas políticas y culturales sino solo establecer una igualdad formal que en definitiva no es mas que paridad numérica y no supone, ni puede presuponer igualdad sustantiva en cuanto a oportunidades reales. 

En efecto, la producción legislativa domina el escenario de las políticas de igualdad dejando poco margen de acción a la sociedad civil y mucho menos a la adaptación a la realidad local y su correspondiente encuadre cultual y tradicional. Lo “global” tal como lo es el ODS5 no supone anular tradiciones, sino por el contrario crear un punto de referencia marco que permita la amplitud suficiente como para que desde todos los ángulos -religioso, ideológico, etc.- se consiga llegar al equilibro. No existe un equilibrio preestablecido sino el que cada sociedad determine.

Por su parte las asignaciones financieras terminan no, empoderando a los distintos sectores sino dando más poder al Estado.

Este tipo de “nuevas prácticas” nos lleva a la conclusión de que la sociedad civil ya no es un actor protagonista sino solo un seguidor de políticas estatales, de las cuales no necesariamente comparte sus soluciones.

No olvidemos que mientras que en los inicios los movimientos feministas representaban activismo puro, buscando alcanzar derechos como al sufragio o la autorización para usar pantalones -por poner un ejemplo simpático-, en la actualidad se desdibuja entre las distintas agendas políticas. Ello pervierte lo que es el feminismo y lo lleva al tutelaje del Estado atentando así contra sus propios objetivos de conseguir una sociedad más equilibrada y a la propia sostenibilidad general del proceso. De hecho, pese al creciente aumento de la inversión financiera y la producción de legislación ello no va necesariamente acompasado con un cambio cultural. El mismo viene de la conciliación, negociación y combinación de distintos enfoques en definitiva, asegurando la libertad individual y no imponiendo una agenda predeterminada de cómo tiene que ser y actuar la sociedad civil.

Diferente es la transversalización de género que trata de corregir procedimientos, métodos de trabajo e impulsar el cambio social. Es en este punto precisamente donde se falla, no creo que estemos frente a procedimientos donde se evalúe por resultados. La relación entre inversión de recursos públicos y la efectiva implementación en términos de resultados no responde a una estrategia sino a un proceso sostenido únicamente basado en la iniciativa del Estado. 

En muchos casos, como en España, llegando a apoderarse de la libre voluntad del ciudadano, al punto de que el Estado se convierte en activista convocando por sí mismo. En efecto, en España las movilizaciones de ciudadanos mas importantes en torno al tema mujer se realizan desde la iniciativa del Estado y no desde una sociedad civil fuerte y empoderada que reclama o manifiesta su indignación. 

Lo que conlleva a aumentar el contralor del Estado. sin que se produzca la tan ambicionada transformación cultural.

Es en ella donde me gustaría detenerme ya que la considero la única que llevará a la igualdad real que esta muy lejos de ser la numérica, sino la adaptada a cada uno en un ejercicio de respeto de la libertad individual y de coherencia con el aporte de los sectores empresariales.

Es el Estado el que realmente necesita de la empresa y no la empresa de las políticas públicas. En España representa un motor generador de empleo, siendo un actor fundamental al que hay que motivar, para que se vuelva creativo y por encima de todo innovador y productivo. 

Las sanciones e imposiciones solo llevan a una contracción en lo que supone innovar y caminar hacia una cultura empresarial dirigida a la igualdad sustantiva, -no solo numérica- explorando desafíos tales como: 

 la falta de confianza en la capacidad de una mujer,  un ambiente laboral hostil (acoso, desprecio, etc), la falta de conciliación familiar, etc.

En un porcentaje alto la mujer elige -por su libre voluntad y decisión- renunciar a ciertos puestos para dedicarse a la familia y ello queda probado en el hecho de que, por ejemplo,  a nivel gerencial, son llevados por mujeres de más de 40 años edad donde normalmente sus responsabilidades familiares disminuyen.

La idea de promover más puestos de este tipo es correcta siempre que no suponga ignorar la particular naturaleza de la mujer, que hace de su familia una prioridad como opción de vida en la mayoría de las culturas.

Además de las particulares opciones que realizan las mujeres, en clara diferencia con el hombre, tenemos que maximizar el poder del TALENTO que sigue siendo la gran clave para cambiar la cultura ya que obliga a ser creativo y aplicar la ley desde la libertad individual y lo mas importante: desde la libertad del mercado. Estas últimas responden a reglas mucho más efectivas que las públicas, tales como la competencia, que hacen que ahora las empresas vean en los asuntos de género y el rol de la mujer un valor agregado más que la simple búsqueda de evadir reglas. De hecho en España el 87% de las empresas cuenta con un plan de igualdad. La competencia imprime con coherencia la búsqueda de la igualdad efectiva y la superación de las condiciones, incluso me atrevería a decir de manera más efectiva que las políticas estatales. 

España está entre los modelos mas exitosos, siendo 6ta en el ranking de igualdad de género en la Union Europea, con una inversión estatal de 573 millones de euros, cuotas de género obligatorias en política, planes de igualdad obligatorios para empresas, entre otras muchas medidas, sin embargo en términos de percepción e igualdad real está fallando. Veámoslo desde tres ángulos distintos, lo que es la implementación de políticas desde el sector privado, los hábitos familiares desde la órbita de la libertad individual y la violencia desde el sector publico:

1.- implementación de las políticas y evaluación por resultados: la falta de rendición de cuentas respecto a las políticas públicas es uno de los puntos a que le atribuyo mayor responsabilidad. Al igual de la falta de una evaluación profesional de las medidas, que lleven a modificar el rumbo de las medidas acorde a dichos resultados y no a una política partidaria pre-determinada.

2.-hábitos familiares: que llevan a que cualquier iniciativa pública deba ser adaptada al ámbito de la libertad individual. Por ejemplo: qué sucede si en vez de compartir tareas domésticas de manera igualitaria se tiene personal de servicio o familiares a cargo de ello?  Muchas familias se organizan de esa manera no por desidia del padre sino por pura elección y reparto de responsabilidades que finalmente impactan positivamente el núcleo familiar. Aún aunque no responda a los cánones establecidos por el Gobierno de turno, y mucho menos a un criterio único de lo que es igualdad de género.

3.- violencia sexual, acoso, abusos: este último apartado es el único que identifico como verdaderamente de protagonismo Estatal ya que es un tema exclusivamente relacionado con seguridad. Es responsabilidad e iniciativa estatal directa y exclusiva, a diferencia del resto de los temas.

PRODUCTIVIDAD Y EMPLEO 

En 2021 España se recuperaba de la pandemia y crecían los puestos de trabajo -mujeres y hombres- sin embargo, el PBI se hundía y por ende caía en picado la productividad por hora efectivamente trabajada. Esto se puede deber a varios factores, aunque sin duda es un indicador que que tener mas empleo y mas mujeres dentro no llevará necesariamente una mayor productividad. Esto es clave a la hora de determinar el rol de la empresa y el impacto que tienen con las políticas de género. La razón es simple de entender: las mujeres buscan más flexibilidad y menor carga horaria y por ende, ello supone menor salario. El desafío estaría en lograr equilibrar esta situación mas que igualar en número. 

España tiene un tejido productivo focalizado  en las PYME que representan el 99. 88% y el resto a las grandes compañías, y en donde además está concentrada la mayor cantidad de mujeres. Por lo que la prioridad debe ser puesta en el sector privado como motor de crecimiento.

POLITICA 

En España producto de sanciones se ha llegado a la igualdad en las listas “cremallera” de partidos politicos, sin embargo ello no supone un cambio cultural sino solo una obligación mas para los partidos políticos que hace que las listas no necesariamente estén formadas por las mejores -en general son grupos cerrados y marketizados al máximo-. Un ejemplo de como podemos “resolver” el tema de igualdad en términos numéricos, no así ofrecer oportunidades reales en donde se valore el talento y por ende, se cambie la cultura.

Si bien las distintas herramientas: listas cremallera en política, o el típico sistema de 50-50 de CUOTAS son una forma de empujar reformas sustanciales, también pueden constituir el estancamiento para procesos más profundos de cambio de sistema en términos de innovación y creatividad que apuesten a un cambio cultural adaptado a cada sector y sociedad, y no ya un mayor nivel de intervención estatal

Lo que nos lleva a un tema estrictamente ideológico que es la idea utópica y desactualizada de un Estado de Bienestar super poderoso, protector y benefactor en un mundo actual que necesita lo contrario, un Estado menos intervencionista  que establece un marco de estándares. Un rol de guía, que invita, ayuda, subsidia dejando que sea el propio sector privado y la sociedad civil por sí misma la que decida sus derroteros con o sin la forma que el Estado -de manera viciada- establece en términos político-partidarios. 

Esta es una de las grandes barreras que impiden el avance de la igualdad de oportunidades: un Estado que lleva adelante un proceso insostenible de inversión fuerte y producción masiva de reglas fuera de un contexto cultural. 

El solo pensar en la aplicación de una política de igualdad, global y marco, aterrizado mediante las políticas del Gobierno de turno, ya es una incongruencia. 

Ello nos lleva a reflexionar también sobre el grado de permanencia y continuidad que pueden tener las políticas públicas, que salen de la iniciativa de partidos politicos SIN CONSENSO y con un fuerte arraigo en términos ideológicos, de presupuesto estatal -no privado- y de un liderazgo centralizado, y exclusivamente político -no social, religioso, etc.- . 

Todo nace desde lo público que es a mi entender la razón fundamental del fracaso,  no existe un enfoque inclusivo multitudinario aunque si un discurso que apela a una verdadera ideología de género que se extiende a muchos ámbitos mas allá del puro y duro que es la igualdad de oportunidades mujer- hombre. La sociedad civil se queda debilitada frente a un Estado que la anula al punto que no deja lugar al activismo. El llamado feminismo es solo del Estado. En España las manifestaciones más importantes son de iniciativa del Gobierno, lo que conlleva un compromiso politico partidario demasiado alto. Es un acto más de campaña y no de la sociedad civil independiente.

En consecuencia tenemos que valores tradicionales son sinónimos de opresivos cuando en realidad solo necesitan ser actualizados. Que aceptemos el matrimonio gay, leyes trans o de gestación subrogada no significa que se deje de tener hijos en el matrimonio, o mantener formas de vida tradicionales. Sin embargo, no podemos obviar el hecho de que existe una agenda ideológica muy determinada que lleva adelante objetivos diversos a lo que es puramente diversidad y en definitiva a un ejercicio de tolerancia, 

El Estado esta para asegurar, primero de todo, libertades individuales no para promover una agenda ideológica.

Las políticas de igualdad deberían ser, a mi entender, parte de un espectro mucho mayor que conviven con las políticas del sector privado, y no ya un corolario de lo que es un Estado de bienestar (idealmente perfecto y deseable) que cada vez es más débil para atender demandas de este tipo (incluidas las de presupuesto).

No hay una acción conjunta, ni la posibilidad de iniciativas aisladas que coadyuven en un mismo sentido.El Estado se ha convertido en un pujante movimiento reivindicativo que arrasa con el de pura “advocacy”, una ideología de género que se abre paso desde la centralización absoluta del Estado. Con un presupuesto centralizado en políticas de género que perfectamente podrían ir a la Educación, en definitiva de ello se trata: educar en la tolerancia y por qué no? en la paciencia.

Hagamos una discriminación positiva si …pero con la sociedad civil que debe ir primero siempre…

Hagamos advocacy desde la sociedad civil,  y no un movimento reivindicativo e ideológico desde el tutelaje del Estado. 

https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2022/01/05/61d473c6fdddff254c8b456d.html

https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2022/01/28/61f28c41fc6c835e658b4578.html

https://es.statista.com/grafico/25418/numero-de-asalariados-del-sector-publico-y-privado-de-espana/

https://www.ambito.com/economia/el-50-las-empresas-pyme-estan-lideradas-mujeres-n5668487

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