Elecciones catalanas: “punto muerto” de la política Española

Efectivamente, “punto muerto” es la sensación que nos dejan estos resultados tan alejados de la realidad. Es así como lo vemos porque con una participación del 50.78% difícilmente podamos extraer conclusiones respecto a la voluntad general de todos los Catalanes. –en especial comparado con el 79.9% de 2017 pleno auge del movimiento Independentista-.  Por lo que no podemos establecer que estos resultados sean “lo que quieren los Catalanes” como se busca concluir, sino lo que la mitad de ellos ha decidido. Lejos ha quedado ya el referéndum del 2017 que tanto ha dado de que hablar y en el que con facilidad se podía determinar la voluntad de ciudadanos. Masivamente volcados a las protestas callejeras y con una voluntad férrea de llevar adelante una agenda independentista y republicana.

Sin embargo, la pandemia ha cambiado hasta las prioridades en las agendas políticas, incluso su voluntad. Ha ello debemos sumar las violentas consecuencias de dichos actos: manifestaciones, crispación, división radical de la sociedad, odio por momentos, líderes presos, exiliados, etc. que ha hecho que pasemos a otro escenario en donde la reflexión de ambas partes y el diálogo adquieren protagonismo. Ya antes de la pandemia hemos visto como han existido pasos en este sentido buscando soluciones democráticas que suponen cambios en la voluntad política respetando la decisión interna de una mayoría de Catalanes aunque sin dañar la estabilidad política de toda una Nación.  La Monarquía ha sabido leerlo y ha tomado pasos tales como abstenerse de concurrir a actos públicos en Cataluña o tomando medidas drásticas que erradiquen parte de los legítimos argumentos en su contra, como lo es la corrupción. La necesaria innovación que necesita la Monarquía para adaptarse a los nuevos desafíos  y como mecanismo para su propia supervivencia. Medidas que ayudan en el inevitable futuro escenario de una Monarquía moderna, que es, además, su cualidad esencial: la Diplomacia.

La pandemia ha marcado un antes y un después y a para aquellos líderes no lo han sabido percibir supone un estancamiento importante que no contribuye a la búsqueda de soluciones en Cataluña.

“Ha ganado el independentismo” es la frase que mas hemos escuchado en los últimos días. Sin embargo, no es eso lo que dicen los resultados. En 1er lugar, porque han concurrido la mitad de los votantes; en 2do lugar –y no por ello menos importante- porque el ganador ha sido el PSC y ERC con 33 escaños cada uno. PSC no es un parido que busque la independencia aunque si apoya el diálogo. A su vez ERC  ha establecido claramente que “rehuirá la vía independentista unilateral” y que en las elecciones “sale reforzada la vida de la negociación con el Estado” (Maria Vilalta).

Finalmente tenemos a VOX que también ha cambiado su discurso positivamente, y es por ello que ha obtenido un número considerable de escaños (11). No se han centrado en el independentismo como mensaje vertebral hacia Cataluña, sino en las necesidades actuales de los Catalanes en el escenario post-COVID19. El colapso de la economía (con un doble impacto, ya que viene arrastrando el devastador efecto de la huida de capitales desde 2017) y las medidas restrictivas particularmente agravadas para la hostelería.

Todo ello no puede pasar desapercibido para un político atento y es así como VOX centra su mensaje en el colapso económico, la inseguridad derivada de ella, así como el hecho de haber pasado de ser una región cosmopolita y destino de muchos inmigrantes a padecer una inmigración ilegal y descontrolada. Hecho esté último muy frecuente en ciudades importantes que generan un círculo de atracción que hace que se incremente la llegada de extranjeros sin que ello se vea acompasado por medidas que permitan su rápida absorción. Paralelamente promueve el crecimiento y auge de los siempre existentes movimientos nacionalistas que se radicalizan ante lo que ven como una pérdida de identidad, seguridad y por consiguiente, incertidumbre. VOX también ha sabido canalizar dicho sentimiento a su favor usando los ataques callejeros que ha padecido durante la campaña en un punto de victimización que contribuyó a moldear una imagen casi de moderados sustituyendo a esa ya vieja actitud que plasmaba la imagen catalana de Ciudadanos. Ahora con un triste resultado de 6 escaños luego de haber ostentado un número de 36. Con un discurso monótono y por momentos lento, ha hecho la crítica a VOX respecto a realizar actos electorales en la calle durante la pandemia, algo que afirman no harían “nunca, por responsabilidad”. Es cierto, no es el mejor momento de contactar con la gente en las calles pero tampoco la pandemia puede suponer una excusa para la inercia de los líderes. Se pueden no realizar actos en la calle pero si abrir espacios de diálogo a nivel local de manera estrictamente virtual y sostenida con equipos dedicados a conocer de primera mano las que ya son, “nuevas necesidades.” Estoy convencida que de haberse hecho el impacto hubiese sido mucho mayor.

En momentos de crisis es cuando mas cercanía se le exige a los líderes políticos y si no lo sienten castigarán con su voto –y en este caso con su ausencia en las urnas- .

El resultado del PSC refuerza la tendencia nacional en votos de apoyar la actual gestión de la pandemia por el Gobierno. No se puede ser mas obvio, teniendo en cuenta el rol de su principal líder en ella: Salvador Illa.

ERC con su líder Oriol Junqueras y su paso por la cárcel a consecuencia de la estrategia montada en torno al independentismo, ha demostrado madurez política para aprender de todo ese doloroso proceso y defiende la vía del diálogo con el Gobierno Central cambiando así el tono inicial y sabiendo adaptarse a un nuevo escenario para Cataluña. Imagino que de alguna manera tomando responsabilidad de las devastadoras consecuencias de los precipitados actos que han llevado a una crisis, incluida la económica que redobla su impacto negativo con la irrupción de COVID19 impensable en el 2017.

Sorprendentemente VOX se convierte en el interlocutor de una salida alternativa que prefiero no llamar Constitucionalismo ya que son términos de totalitarios en donde no cabe reforma alguna sino un texto legal por encima de toda consideración cuando el verdadero marco es actuar dentro de un Estado de Derecho y buscar soluciones legales y no la obstinación de un status quo insostenible. Es por ello que deberán convertirse en agentes de cambio y realizar lo que solo cabe en un conflicto de dicha magnitud: dialogar como históricamente se ha hecho en todo proceso de paz sano y democrático.

 Sino  nos queda lo que tenemos ahora: un punto muerto.

Tal como la obra de Salvador Dalí en la Casa Museo en Portlligat, estas elecciones nos dejan la sensación de que ni se “cae” ni se “estabiliza” un verdadero punto muerto de incertidumbre para todo el escenario político español.

*https://www.elperiodico.com/es/elecciones-catalunya/20210214/participacion-elecciones-cataluna-11498451

*https://www.elperiodico.com/es/elecciones-catalunya/20210214/participacion-elecciones-cataluna-2021-11519179

*https://elpais.com/espana/elecciones-catalanas/2021-02-19/erc-asegura-que-el-nuevo-govern-rehuira-la-via-independentista-unilateral.html

*Foto: https://www.pikist.com/free-photo-xehpx/download/es

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