La corrupción y el Gobierno: el déjà vu de la política española

Dos toros enfrentados.

Todo sistema democrático tiene corrupción, sin embargo, no toda corrupción colapsa el sistema democrático. Dos periodos históricos diferentes, el del Mariano Rajoy en  2018 y el presente con Pedro Sánchez,  en donde la corrupción es sin duda la diva de una escena de teatro burlesco donde se asume que solo estará allí para rendir cuentas a la “oposición política”. Eso ha servido como argumento base para eludir responsabilidades, o al menos minimizarlas.

Solo con recordar algunas de las frases presentadas por Pedro Sánchez en la moción de censura del 31 de Mayo de 2018[1] para entender que el bucle de la corrupción solo estaba dando comienzo a un nuevo ciclo:

Se merece nuestro país estar pendientes de las sentencias que están al caer, como ha dicho antes el Diputado Ábalos, por innumerables piezas de corrupción que supuestamente afectan al partido que Usted lidera?

no se puede obligar a un país a elegir entre democracia y estabilidad, porque no hay mayor inestabilidad que la que emana de la corrupción. Porque se normaliza la corrupción, fingiendo que aquí no ha pasado nada…”

“ y por supuesto, la proyección internacional, la reputación internacional de un país que se ve agravada como consecuencia de los escándalos que atenazan al partido que gobierna nuestro Estado..”

Cobran aún mayor sentido en el escenario presente, de manera perversa y contradictoria, cuando en ese mismo discurso apostilló: “…alguien que prefiere refugiarse en la trinchera de un cargo que ocupa desde la soledad del grupo parlamentario que lo sostiene. Y que no se da por aludido…”

Manteniendo la misma línea partidista, y en su discurso de comparecencia del pasado 16 de Junio, vemos como los partidos de la oposición adquieren un protagonismo insólito. “Entregarles las riendas del país a PP y Vox” sería “una tremenda irresponsabilidad” afirma con rotundidad, insistiendo en más de 25 ocasiones a mencionar a “VOX”,“Abascal”, “Feijoo” y “PP”, y a la oposición en general como la responsable, como un actor fundamental en un escenario que en su momento calificó de “operación de demolición moral”.

De hecho, una de las llamativas apreciaciones que ha hecho es el no haber sido puesto en conocimiento de esta investigación por la UCO (Guardia Civil) previo a la divulgación de parte del informe, que según ha expresado “demuestra la salud democrática de este país”. Sin duda, una “enfermedad” que se le vuelve en su contra, pero que es la mejor medicina para el ejercicio correcto de separación de poderes, y transparencia. Solo así se encuentra un equilibrio saludable y apto para un Estado de Derecho. Si los encargados de investigar casos de corrupción avisaran debidamente a las autoridades políticas de sus intenciones seguramente se rompería todo tipo de posibilidad de tener resultados positivos para la ciudadanía. De hecho, son los mismos criterios que se tuvieron para investigar la corrupción en el PP en 2018, y en esa ocasión no supuso un tema de controversia. En definitiva, el ver la luz en los Medios, es precisamente lo que se considera parte de una democracia versátil y transparente.

Es cierto, que los Medios y en general la opinión pública tienden a perder los nervios ante tremendos atropellos de su representante más importante y sus aliados, pero ello también es parte del liderazgo: aceptar que los votantes (de todos los partidos) mostrarán su indignación al ver vulnerados sus derechos cívicos más básicos.

Al contrario de lo que se desprende de su discurso en relación a cómo abordar estos casos de corrupción, la realidad es que un 59.9% de los ciudadanos cree que debería convocar elecciones y un 60,2% que debería dimitir[2]. A ello se suma que el 36,7% de los votantes del PSOE cree que debería convocar a elecciones y otro 37,3% que debería dimitir. Por lo que sus propios militantes identifican una situación crítica con sentido de responsabilidad partidaria en un porcentaje relevante.

Tal vez un discurso de carácter más emocional que de rigor político, teniendo en cuenta que ha sido precisamente la denuncia de hechos muy similares lo que llevó a Sánchez a presentar una moción de censura y así poder llegar a la Presidencia en 2019. Es cuando menos sorprendente que el argumento de “que vienen pidiéndome la renuncia”  es el mismo que exigía al entonces debilitado Mariano Rajoy. Una especie de patrón de procedimiento que se repite, sin embargo, con hechos bastantes distintos teniendo en cuenta, que hablamos de presuntos fraudes electorales dentro del partido socialista, así como el involucramiento de miembros del Gabinete con directa relación al Presidente y la Primera Dama.

Aun así, el “cambio climático”, una permanencia indefinida de la izquierda en el poder y el  feminismo abanderan una débil defensa con la ilusoria pretensión de disipar las dudas respecto a su propia “muerte anunciada”.

La responsabilidad política se basa en una posición estrictamente ideológica: no se puede permitir que la derecha gobierne y eche por tierra la determinada e (inexorable) agenda política”. Un argumento propio de tiempos de campaña, no de rendición de cuentas, por demás pobre y falto de consistencia a la luz de sus propios criterios políticos a la hora de denunciar la corrupción del PP. Un hecho por demás loable que sin embargo ahora se le vuelve en su contra con argumentos de defensa casi idénticos a los de M Rajoy en 2018. Como siempre sucede en política, cuanto más alto se llega, más responsabilidad se tiene, menos excusas se deberían poner, mayor credibilidad se pierde, y por ende mayor coherencia exige la ciudadanía.

Por tanto, esa responsabilidad política de que habla Sánchez no es ideológica, ni mucho menos está condicionada con una agenda política,  sino de puro ejercicio soberano de rendición de cuentas propio de un Estado de Derecho.

Paradójicamente así de fácil y lógico plantea su posición frente a la corrupción de su Gobierno -no su partido-. Una lógica no matemática sino derivada de luchas intestinas por el poder, más que por la justicia, por el dominio de la opinión pública, más que la transparencia de sus dichos y actos, por el control a nivel interno partidario, más que el de la rendición de cuentas, por el sentido de poder absoluto, más que el deber ser.

No en vano continúa con argumentos que faltan al rigor en la exactitud de los datos proporcionados:

Se han endurecido las leyes, se han aumentado los niveles de transparencia y de rendición de cuentas en nuestro país, se ha conseguido que España mejore posiciones en el ranking internacional de percepción y de lucha contra la corrupción[3]

Sin embargo, basta con una rápida visita al portal de Transparencia Internacional España para ver como no es cierto. Acorde al informe de fecha Febrero  2024[4], España caía 10 puntos en el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) situándose en la posición 46/180 del ranking global. Sin diferencias revolucionarias respecto del año 2018 en donde se situaba en el puesto 41/180.

También desciende respecto a los Miembros de la Unión Europea:16/27. Nótese que son datos recabados con un año de antelación a las recientes publicaciones de la UCO, en donde dicha institución señalaba: “un importante desmantelamiento de ciertas estructuras anticorrupción a nivel autonómico” y un “estancamiento de las políticas y reformas anticorrupción en el ámbito nacional” .

Es llamativo ver que el Gobierno, aunque destaca un impulso e inversión extraordinaria en materia de energías renovables y políticas feministas, sin embargo, todo ello se ha hecho en detrimento de la inversión en mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que justamente sirven para controlar la corrupción. Por ejemplo, la renovación e inversión en el CGPJ. Es precisamente la falta de recursos lo que propicia una notoria demora a la hora de enjuiciar macro causas de corrupción. El IV Plan de Gobierno y el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno han corrido la misma suerte, dejando en entredicho la verdadera voluntad política del Gobierno por terminar con la corrupción y así iniciar una nueva etapa.

Desde el año 2019 en donde Sánchez asume como Presidente, como forma de “terminar con la corrupción del PP”, se ha producido un estancamiento aún mayor en la defensa de la transparencia. Por ende, se ha agravado y disfrazado las verdaderas prioridades como forma de facilitar procesos de corrupción y prácticas típicas de Gobiernos oscuros, tales como las llamadas “puertas giratorias”. En efecto, a fecha 30 de Mayo 2025, “20 altos cargos se pasan a la empresa privada en tan solo cuatro meses”, “algunas autorizaciones tiene lugar solo unos días después del cese”, “teniendo como destinos preferidos Telefónica e Indra (SAPA, Airbus)” ,“solo entre enero y abril de este año se concedieron 36 autorizaciones[5]

El abuso de este tipo de autorizaciones es lo que hace que se consolide un sistema de corrupción. Un hecho que deja claro la relación tóxica con el sector privado, a través de unas puertas giratorias de vértigo.

Es precisamente la medición de la concentración del RDI (en sus siglas en inglés “revolving door indicator”, indicador de puertas giratorias)[6] respecto de un determinado sector lo que permite identificar el tipo de configuración institucional que está habilitando el perjuicio económico.

Un enfoque que ha mantenido el Gobierno y que ha servido para canalizar agendas políticas viciadas a nivel internacional y nacional. Prueba de ello es la vinculación de los ahora investigados con empresas privadas, desde la recuperación de una deuda de Venezuela de 200 millones, hasta el rescate de Air Europa, o la vinculación de la mujer de Sánchez, Begoña Gómez con Globalia  (empresa rescatada con 615 millones) y ahora investigada por corrupción y tráfico de influencias.[7] -Entre muchos otros ejemplos-.

A todo ello, se suma el impacto de credibilidad a nivel internacional, y que luego de los escándalos provocan una caída del 13% respecto de 2024 como país atractivo para la inversión extranjera directa. [8]

El periódico británico The Times[9] lo califica como “Don Teflón”, y agrega “la fiesta ha terminado, tiempo de gobernar o decir adiós”. Efectivamente, ha sido una verdadera fiesta para los involucrados en la trama hasta ahora, como también lo es para todos aquellos beneficiados directa o indirectamente y que no han podido ser identificados aún.

El bucle en el que ha entrado la sociedad Española es solo un indicador de que los maquillajes en el discurso no van dirigidos hacia el fondo del asunto, y que las agendas políticas ocultan la cara real que consisten en intereses que van más allá de los propios de la sociedad en su conjunto.

Un verdadero apagón frente a la luz que representa la democracia en toda su transparencia y naturalidad. Porque para pretender ser un líder global, primero se debe ser un líder local, que defiende intereses nacionales por encima de todo y oficia de escudo de protección frente a la injerencia extranjera en asuntos internos, así como la prosecución de objetivos de agendas políticas que sirven para disimular oscuros lobbies que pretenden convencernos de que defienden la paz y no la guerra, la diversidad y no el enfrentamiento, desde una alarmante visión única y exclusiva que no admite matices, ni libertades.

Un “déjà vu” gris que nos deja muchos cabos sueltos y una sensación de reparto de la corrupción entre los partidos de turno, sin una agenda determinada en consolidar un plan de transparencia desde lo legal y práctico, y sin el sentido de responsabilidad propio de un Gobernante y no de un líder político en la oposición.

Como muy bien lo señala The Economist: [10] “El Primer Ministro trata de presentar el asunto como partido, y no como Gobierno”.

Dos toros enfrentados.


[1]https://drive.google.com/viewerng/viewer?url=https://www.eldebate.com/uploads/files/2025/05/30/Discurso+de+Pedro+Sanchez+el+31+de+mayo+de+2018.pdf

[2] https://www.20minutos.es/noticia/5723822/0/seis-cada-10-ciudadanos-cree-que-sanchez-deberia-dimitir-convocar-elecciones-por-escandalo-corrupcion-vinculado-psoe/

[3] https://www.ondacero.es/noticias/espana/medias-verdades-discurso-pedro-sanchez-corrupcion-conflictos-internacionales-psoe-limpio_2025061768511f5af68fe227a841139b.html

[4] https://transparencia.org.es/notas-de-prensa/indice-de-percepcion-de-la-corrupcion-2024-nota-de-prensa/

[5] https://theobjective.com/espana/2025-05-30/puertas-giratorias-20-altos-cargos-sanchez/

[6] https://www.u4.no/publications/the-revolving-door-indicator-estimating-the-distortionary-power-of-the-revolving-door.pdf

[7] https://www.libertaddigital.com/espana/politica/2024-10-15/este-es-el-mapa-de-la-presunta-corrupcion-del-psoe-cinco-pasos-que-unen-a-koldo-delcy-rodriguez-aldama-y-begona-gomez-7174361/

[8] https://www.elobservador.com.uy/espana/economia-y-finanzas/los-escandalos-corrupcion-empujan-espana-fuera-del-top-10-los-paises-mas-atractivos-invertir-n6004834

[9] https://x.com/cmgorriaran/status/1934960517178851710/photo/1

[10] https://www.economist.com/europe/2025/06/19/corruption-at-the-heart-of-his-party-wounds-spains-prime-minister

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